
Pedro Cano
¡Por los presentes
y los ausentes!
Una vida de leyenda
Como tantos otros emigrantes del Sur, Pedro Luis Cano llegó a Barcelona en las entrañas del tren expreso El Sevillano. Había nacido en 1956 en Jaén, en el seno de una familia culta y acomodada muy comprometida con los valores republicanos. Tras la Guerra Civil, las represalias del aparato franquista hicieron cada vez más insoportable permanecer en su tierra y motivaron un exilio que llevó a los Cano a Santa Coloma de Gramenet en 1964. Pedro Cano recordaba el impacto que supuso para un niño de ocho años la precariedad de las condiciones de vida que encontraron al llegar. De ahí el orgullo con el que 47 años después, desde el balcón del Ayuntamiento y como pregonero de las Fiestas Mayores de 2011, reivindicara los esfuerzos vecinales que llevaron a la dignificación de los barrios y a la construcción de una convivencia. Unas luchas vecinales en las que Pedro Cano había participado desde su juventud, cuando empezó a implicarse en el movimiento libertario junto con Ángeles Puche, la que sería su compañera de vida y madre de sus dos hijas.




Los años de la transición fueron muy convulsos para los sectores libertarios: la ejecución de Puig i Antich (1974), la multitudinaria Jornada Libertaria en Montjuich, con la presencia de Federica Montseny por primera vez desde la Guerra Civil (1977), la escisión de la CNT (1979). En Santa Coloma, el grupo de Pedro y Ángeles montó una compañía teatral de carácter social, que organizaba talleres y representaciones por Santa Rosa. En esa época, fundaron la cooperativa anarquista La Armonía, donde se podían adquirir comestibles y productos básicos a precio de coste. Pedro Cano participó activamente en los movimientos vecinales de Can Franquesa, que exigían servicios para un barrio desamparado. Es célebre el secuestro de tres autobuses en junio de 1977.

Como las autoridades argumentaban que los motores de los vehículos no podrían resistir las pendientes del recorrido, un grupo de vecinos secuestró tres autobuses para demostrar que podían llegar sin problema hasta Can Franquesa. En ese contexto, el 12 de octubre de 1979 se pintó en el barrio una A de anarquía que podía verse desde varias zonas de Santa Coloma y Barcelona. El mural fue repintado el 12 de octubre de 2012. El activismo vecinal de Pedro Cano tuvo otro episodio importante a principios de los años noventa, como portavoz, junto con Carlos Quesada, de la asociación vecinal contra la expropiación de viviendas de la calle Ramón Berenguer en el marco de la construcción del segundo cinturón.

A finales de los años ochenta, Pedro Cano se hizo cargo del bar Al-Andalus, situado en la Avenida Pallaresa, un local muy frecuentado a partir de entonces por escritores y músicos. Allí fundó el Colectivo Cultural Al-Andalus, que organizó exposiciones, tertulias y veladas en torno del cante jondo. Por el Al-Andalus pasaron cantaores de la talla de Camarón de la Isla, Rancapino, El Agujetas o El Chocolate. Durante este periodo fue presidente de la Associació d’Hosteleria de Santa Coloma de Gramenet, el segundo desde su fundación. La relación de Pedro Cano con el mundo de la hostelería fue constante desde ese momento. En 1993 se puso al frente de la Sala rociera El Candelas, situada en la calle Ramón Berenguer, y de ahí dio el salto al ámbito de la organización de fiestas y eventos. En 1994, junto a Rosa Mongay, montó la empresa Cocktails Bar, que organizó fiestas de barrio y casetas en la Feria de Abril. En esa época Pedro Cano empezó a hacer de mánager de grupos de música.


Un anuncio del periódico cambió la vida de Pedro Cano. Se ofertaba un puesto en la producción de un evento sin precedentes en nuestro país: un festival de música de varios días en medio de los Pirineos, un lugar de difícil acceso y sin infraestructura. A Pedro Cano le debió parecer buena idea, así que se embarcó en lo que serían las tres ediciones catalanas del Doctor Music Festival (1996, 1997, 1998). Cuenta la leyenda que una de las noches, cerrada la jornada, hizo migas con inglés en un bar de Escalarre. Ni Pedro hablaba inglés ni el otro nada de español, pero estuvieron toda la noche de jarana. Al día siguiente la organización lo llamó de urgencia al escenario principal.
Resulta que había un grupo que no quería salir a tocar si no estaba Pedro Cano presente. Ese grupo era Deep Purple y el extranjero con el que había estado de fiesta era el mismísimo Ian Gillan. En el fondo del escenario, el grupo inglés había colgado una pancarta en la que se leía: “Peter Kane y sus chorizuelos”. La noche anterior, cuando le habían preguntado si sabía con quién estaba, su respuesta había sido: “no lo sé, un guiri muy simpático”. A partir de ese momento, Peter Kane Productions fue el nombre de su empresa de producción. Con ella trabajó en festivales como el Primavera Sound, el Festival Internacional de Benicassim (FIB), el Arenal Sound, o el Rototom Sunsplash European Reggae Festival; y en giras musicales de Metallica, Bruce Springsteen, Bon Jovi, U2, Paul McCartney, Leonard Cohen, Madonna, Mark Knopfler, Extremoduro o ACDC.



Con el cambio de milenio Pedro Cano había iniciado su aventura literaria. Empezó a participar activamente en Acolite (Associació Colomenca de Literatura), fundada en 1996, y comenzó a escribir poesía. El año 2000 obtuvo una mención especial en los VI Juegos Florales Santa Coloma de Gramenet, organizados por la empresa PASCSA con la plaquette Cámara oscura. Su segunda plaquette, Cosas y casos que no cotizan en bolsa, ganó el Premio Ciudad de Badalona en 2002. Le siguieron Viaje al estanque de los peces (2003), La sombra prestada (2006), El carnaval de los hombres grises (2009), Monegros (2012) y Febrero y la luna (2017). A parte de poesía, Pedro Cano publicó también narrativa, con El Sueño de Ángela (2010) e Historia de Depoyas (2015), además de las dos ediciones de la popular guía gastronómica escrita en colaboración con Jordi Gol: La Miguelina. Guía de locales donde usted no entraría si yo no se lo recomendase (2010 y 2011). En ocasiones llevó su literatura a los escenarios. Fue muy celebrada su interpretación dramatizada de Historia de Depoyas, que tuvo lugar en Carro de Baco y en el Teatro Segarra. Participó en el Santa Coloma Spoken Word (2011) y en varias ediciones del campeonato de Poetry Slam de Barcelona, del que quedó finalista en 2011.


Paralelamente a su aventura como productor y a su vocación literaria, Pedro Cano se hizo cargo del bar del Club de Fútbol Singuerlín. Su relación con el equipo de su barrio fue muy intensa. En su juventud jugó de defensa central, y a finales de los noventa llegó a ser su presidente. En 2008, fecha del cincuenta aniversario de la entidad, escribió una historia del club. La etapa al frente del bar del campo del Singuerlín fue una faceta más de su vínculo con la entidad, que tuvo que interrumpir al convertirse en 2015 en Concejal de Comercio y Turismo del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet. Al frente de la concejalía llevó a cabo una intensa promoción de la vida comercial y gastronómica de la ciudad, con proyectos como la Grama, la moneda virtual de Santa Coloma; la recuperación de la Viña del Sabater para el Campus de Alimentación de la Universitat de Barcelona en Torribera; la creación de ciclos gastronómicos como el “Santa Coloma degusta” o la Mostra Gastronómica; y el impulso definitivo del “Open Night”. Su compromiso con la ciudad desde la concejalía fue muy intenso especialmente durante la pandemia de covid-19, momento en el que se volcó para garantizar mascarillas para los trabajadores de los mercados y fomentar iniciativas de cooperación entre vecinos para asegurar el acceso a productos básicos. Ese mismo covid se lo llevó en julio de 2021, y nos dejó muy solos, abrumados por el tamaño de su ausencia. Sin pretenderlo, nos había enseñado cómo brindar con él cuando ya no estuviera. Por los presentes y por los ausentes.
